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jueves, 14 de febrero de 2013

¿SABEMOS TRABAJAR EN EQUIPO EN LAS COOPERATIVAS?


Las cooperativas por definición son empresas participativas, democráticas, donde las personas que trabajan en ellas cooperan y trabajan en equipo, pero ¿es esto realmente así en la práctica diaria de nuestras cooperativas? ¿Aprovechamos realmente la potencialidad y las oportunidades que nos brinda la fórmula cooperativa para trabajar en equipo? ¿Somos capaces en las cooperativas de convertir en ventaja competitiva nuestros principios cooperativos? ¿Somos capaces de hacer equipos sinergéticos de alto rendimiento?

La realidad es que creamos cooperativas o entramos a formar parte de ellas y se presupone que ya debemos saber trabajar en equipo, y que desde los presupuestos de la participación en igualdad que consagran las leyes y principios cooperativos, el trabajo en equipo y la armonía del mismo vendrán por sí solos. Desafortunadamente esto no es así y la realidad nos demuestra que para trabajar bien en equipo hay que aprender y también hay que desaprender, especialmente malas prácticas y rutinas improductivas.

Si queremos ser empresas cooperativas que hagan de sus valores una verdadera ventaja competitiva, que nos sirva para ser empresas líderes en los sectores y ámbitos de actividad donde desarrollamos nuestra actividad económica, debemos aprender a trabajar realmente en equipo.



El trabajo en equipo en las cooperativas es algo consustancial a la misma, pero al mismo tiempo es diferente al de otras empresas no participativas o de capital. Los procesos de toma de decisiones y los procesos de ejecución de las decisiones tomadas son distintos. Por una parte, el proceso de toma de decisiones en la cooperativa es democrático y participativo, y el proceso de ejecución de las decisiones tomadas no se puede hacer sólo en base a la Autoridad y el Poder, aunque éstos estén totalmente legitimados y sean democráticos, sino que hay que utilizar más la capacidad de influencia y liderazgo, para hacer que las cosas que hemos decidido hacer, se hagan de forma realmente satisfactoria y sin generar conflicto.

Los conceptos de Autoridad, Poder e Influencia no suelen estar bien conjugados en la cooperativa. Para ello vamos a tratar de dar una definición de estas palabras en términos organizacionales que nos ayuden a conjugarlos adecuadamente en aras a conseguir un verdadero trabajo en equipo.

La autoridad está relacionada con el concepto de legitimidad, lo que hace que lo requerido sea aceptado por las personas socias.

La máxima autoridad en una cooperativa la tiene la asamblea soberana y es ella la que elige al órgano de gobierno que es el Consejo Rector, quien detenta el Poder de gobierno de la sociedad.

El Consejo Rector nombra normalmente a la persona que se hará cargo de la dirección y esta persona a su vez elegirá a su equipo directivo, que será responsable de las distintas áreas de la empresa cooperativa.

La dirección y su equipo son los responsables de ejecutar las decisiones que emanan de la Asamblea y/o Consejo Rector, y es ahí donde debemos tener personal directivo capaz de utilizar la Influencia para la ejecución de las decisiones. En este sentido, definiremos influencia como la capacidad que tiene la persona para conseguir que alguien haga algo sin utilizar la autoridad ni el poder. Por lo general la influencia nace de la información que convence a la persona que deseamos dirigir para que actúe de la forma deseada.

En una empresa cooperativa es muy difícil llevar a cabo las cosas a través del ejercicio de la Autoridad o el Poder. Se ha de tener como comúnmente se dice, mucha mano izquierda para ejecutar las decisiones tomadas sin herir ningún tipo de susceptibilidad.

Se ha de crear un clima de ganar-ganar, es decir, que todas las personas socias sientan que ganan. Este clima no puede existir eternamente, a corto y largo plazo. Es normal que en un momento dado las personas crean que existe una situación ganar-perder y de desigualdad en el seno de la cooperativa.

Por eso es importante que las personas socias continúen estando comprometidas con la cooperativa a largo plazo. Por ese motivo deben percibir que la cooperativa también está comprometida con cada uno de los socios a largo plazo. Deben tener una visión de la cooperativa en la que los aspectos ganar-perder del corto plazo queden eventualmente compensados por una situación ganar-ganar. Tienen que saber que los sacrificios que están haciendo ahora tendrán más adelante su recompensa. Así realmente se conseguirá un buen trabajo en equipo.
 
 
Pepe Albors                            p.albors@fevecta.coop
 

viernes, 1 de febrero de 2013

EUROPA BUSCA EMPRENDEDORES


Por primera vez hay en Europa más de 25 millones de personas sin empleo, según fuentes de la Unión Europea, y crece la preocupación por la dificultad existente para recuperar los niveles de competitividad anteriores a la crisis. De hecho, en España, con un 26% de la población activa en paro, tenemos casi tantos desempleados y pensionistas como trabajadores en activo -Los nueve millones de pensionistas y los seis de desempleados se acercan cada día más a los 17 millones de ocupados-. Estas cifras arrojan un panorama desolador y preocupante por las consecuencias económicas y de precarización de la cohesión social de la ciudadanía.

Desde algunos sectores se invoca la necesidad de continuar ahondando en la moderación de los costes laborales (o sea de los salarios) y de avanzar en la flexibilidad laboral aún más para ser más competitivos, lo que puede suponer ajustes de jornadas, flexibilidad de horarios y, nuevamente, reducciones salariales. Y todo ello, sumado a la pérdida de derechos laborales que la clase trabajadora ya arrostra tras la entrada en vigor de la nueva legislación laboral.

Todo esto suena a más precariedad se tenga o no se tenga empleo. El mensaje es: Como las cosas van mal, si quieres trabajar, hay que apretarse el cinturón. Protestar no tiene sentido. Es tiempo de trabajar, no de quejarse. Si no, mira a los que no tienen empleo y agradece tenerlo.

No crean, esos mensajes acaban calando en la ciudadanía. Pero, frente a eso también cabe adoptar otras actitudes, optar por otras formas de actuar, cambiar de planteamientos.  

Desde luego como ciudadanos, debemos exigir a nuestros políticos mayor altura de miras y mayor competencia para solucionar la crisis sin que ello suponga una fractura del cuerpo social, que ahonde en las diferencias entre personas o colectivos de manera vergonzante. Hay que exigir que se implementen medidas reales para revertir el escenario económico actual de acuerdo a una política pensada y orientada a hacer sostenible nuestro sistema productivo.  

En este punto, la Comisión Europea (CE) ha dado un paso importante. Hace unos días ha presentado su Plan de Acción sobre Emprendimiento 2020, en el que apunta la necesidad de aumentar los emprendedores en Europa. “El emprendimiento es un importante motor de crecimiento económico y de creación de empleo”, dice el informe. Y, por eso, el Plan propuesto plantea una visión renovada y varias medidas de apoyo al emprendimiento, tanto a escala de la UE como de los Estados miembros. Se basa en tres pilares:

1. Educar y formar en materia de emprendimiento para promover el crecimiento y la creación de empresas.

2. Reforzar las condiciones marco para los emprendedores, eliminando las actuales barreras estructurales y prestándoles apoyo en las fases cruciales del ciclo vital de la empresa.

3. Dinamizar la cultura del emprendimiento en Europa: crear una nueva generación de emprendedores.

Sin embargo, la CE detecta en su informe barreras objetivas a la creación de iniciativas emprendedoras en Europa y propone a los Estados miembros medidas para eliminarlas de manera que convertirse en emprendedor, lejos de disuadir a cualquiera, sea una opción atractiva para los ciudadanos y permita volver a crear actividad económica y empleo.
Esta misma semana, la Conselleria de Economía, Industria, Turismo y Empleo ha abierto un período de consulta con los diferentes agentes económicos y sociales para culminar una nueva Estrategia de Política Industrial Visión 2020 en este semestre que, como ha explicado su titular, “se trata de un documento que sentará las bases de una nueva planificación en materia industrial que contribuirá de forma decidida a establecer el nuevo ritmo de crecimiento de la economía valenciana en los próximos años”.

Dicho plan plantea, como ejes fundamentales, recuperar el peso de la industria a través de actividad de mayor valor añadido que genere empleo estable e incorporar de forma explícita el fomento del emprendimiento.

Por tanto, si está tan claro lo que hay que hacer, si existe una coincidencia meridiana por parte de los diferentes centros de decisión política y administrativa ¿A qué tanta demora? ¿A qué tanto recelo por ajustar a las actuales necesidades los esquemas tradicionales de representación y acción de los agentes sociales y económicos?

Hay que empezar a invertir en emprendimiento. Hay que invertir recursos y esfuerzos para aprovechar sinergias. Son muchas las oportunidades que se pueden encontrar en la puesta en marcha de fórmulas de autoempleo. Las cooperativas de trabajo por ejemplo, que desde este mismo mes se pueden constituir con dos socios trabajadores. Es una oportunidad para arrancar muchas iniciativas económicas de manera compartida y en igualdad, y para que los socios trabajadores puedan decidir sobre sus propias condiciones laborales.

Europa busca emprendedores, pero habrá que facilitarles el camino.


Ana Real                           ana.real@fevecta.coop