Las
cooperativas por definición son empresas participativas, democráticas, donde
las personas que trabajan en ellas cooperan y trabajan en equipo, pero ¿es esto
realmente así en la práctica diaria de nuestras cooperativas? ¿Aprovechamos
realmente la potencialidad y las oportunidades que nos brinda la fórmula cooperativa
para trabajar en equipo? ¿Somos capaces en las cooperativas de convertir en
ventaja competitiva nuestros principios cooperativos? ¿Somos capaces de hacer equipos
sinergéticos de alto rendimiento?
La
realidad es que creamos cooperativas o entramos a formar parte de ellas y se
presupone que ya debemos saber trabajar en equipo, y que desde los presupuestos
de la participación en igualdad que consagran las leyes y principios
cooperativos, el trabajo en equipo y la armonía del mismo vendrán por sí solos.
Desafortunadamente esto no es así y la realidad nos demuestra que para trabajar
bien en equipo hay que aprender y también hay que desaprender, especialmente
malas prácticas y rutinas improductivas.
Si
queremos ser empresas cooperativas que hagan de sus valores una verdadera
ventaja competitiva, que nos sirva para ser empresas líderes en los sectores y
ámbitos de actividad donde desarrollamos nuestra actividad económica, debemos
aprender a trabajar realmente en equipo.
El
trabajo en equipo en las cooperativas es algo consustancial a la misma, pero al
mismo tiempo es diferente al de otras empresas no participativas o de capital.
Los procesos de toma de decisiones y los procesos de ejecución de las
decisiones tomadas son distintos. Por una parte, el proceso de toma de
decisiones en la cooperativa es democrático y participativo, y el proceso de ejecución
de las decisiones tomadas no se puede hacer sólo en base a la Autoridad y el Poder, aunque éstos estén totalmente legitimados y sean
democráticos, sino que hay que utilizar más la capacidad de influencia y liderazgo, para hacer que
las cosas que hemos decidido hacer, se hagan de forma realmente satisfactoria y
sin generar conflicto.
Los
conceptos de Autoridad, Poder e Influencia no suelen estar bien conjugados en
la cooperativa. Para ello vamos a tratar de dar una definición de estas
palabras en términos organizacionales que nos ayuden a conjugarlos adecuadamente
en aras a conseguir un verdadero trabajo en equipo.
La autoridad está
relacionada con el concepto de legitimidad, lo que hace que lo requerido sea
aceptado por las personas socias.
La máxima autoridad
en una cooperativa la tiene la asamblea soberana y es ella la que elige al
órgano de gobierno que es el Consejo Rector, quien detenta el Poder de gobierno de la sociedad.
El Consejo Rector
nombra normalmente a la persona que se hará cargo de la dirección y esta
persona a su vez elegirá a su equipo directivo, que será responsable de las
distintas áreas de la empresa cooperativa.
La dirección y su
equipo son los responsables de ejecutar las decisiones que emanan de la
Asamblea y/o Consejo Rector, y es ahí donde debemos tener personal directivo
capaz de utilizar la Influencia para
la ejecución de las decisiones. En este sentido, definiremos influencia como la capacidad que tiene la persona para conseguir que
alguien haga algo sin utilizar la autoridad ni el poder. Por lo
general la influencia nace de la información que convence a la persona que
deseamos dirigir para que actúe de la forma deseada.
En una empresa
cooperativa es muy difícil llevar a cabo las cosas a través del ejercicio de la
Autoridad o el Poder. Se ha de tener como comúnmente se dice, mucha mano
izquierda para ejecutar las decisiones tomadas sin herir ningún tipo de
susceptibilidad.
Se
ha de crear un clima de ganar-ganar, es decir, que
todas las personas socias sientan que ganan. Este clima no puede existir
eternamente, a corto y largo plazo. Es normal que en un momento dado las
personas crean que existe una situación ganar-perder y de desigualdad en el
seno de la cooperativa.
Por eso es importante que las personas
socias continúen estando comprometidas con la cooperativa a largo plazo. Por
ese motivo deben percibir que la cooperativa también está comprometida con cada
uno de los socios a largo plazo. Deben tener una visión de la cooperativa en la
que los aspectos ganar-perder del corto plazo queden eventualmente compensados
por una situación ganar-ganar. Tienen que saber que los sacrificios que están
haciendo ahora tendrán más adelante su recompensa. Así realmente se conseguirá
un buen trabajo en equipo.
Pepe Albors p.albors@fevecta.coop
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