Hay una
famosa película de AlejandroGonzález Iñárritu que se llama “21
gramos”. El título de la película
hace referencia a un trabajo realizado por el Dr. DuncanMacDougall, quien al comienzo del siglo XX realizó una serie de experimentos
para probar la pérdida de peso provocada supuestamente por la partida del alma
del cuerpo, al morir. MacDougall pesó pacientes moribundos en un intento por
probar que el alma es tangible, material y por ende mensurable. Estos experimentos
difícilmente pueden ser considerados científicos, y a pesar de que los
resultados variaron considerablemente de 21 gramos, dentro de la cultura
popular esta cifra se ha convertido en sinónimo de la medida de la masa del
alma.
No creo
en que el alma sea mensurable en el ser humano, pero sí creo que algunas
empresas tienen alma. Estoy
convencido de que las cooperativas tienen algo que no tienen las otras empresas:
tienen alma.
El
alma, de acuerdo con muchas tradiciones religiosas y filosóficas, es el
componente espiritual de los seres vivos. En esas concepciones, el alma
incorpora el principio vital o esencia interna de cada uno de esos seres vivos,
gracias a la cual estos tienen una determinada identidad, no explicable a
partir de la realidad material de sus partes.
Una
cooperativa es una empresa con alma, ya que se fundamenta en unos principios y
valores que las hacen únicas y diferentes al resto de las empresas.
Partenón cooperativa Jose Real
Pero… ¿dónde reside el alma en las empresas? Lo que tengo
claro es que en las cooperativas el alma reside en las personas socias de la
cooperativa. Personas capaces de comprometerse con un proyecto común, que les
permite aportar lo mejor de sus capacidades y saber hacer, al servicio de un
proyecto común que va más allá de sus intereses y que se incardina en una
comunidad local.
Una cooperativa ha de tener personalidad, se la tiene que
ver venir de lejos, ser reconocible,
distinguirse de las demás empresas. En definitiva, tiene que desarrollar un
proyecto capaz de enamorar a sus socios/as para que estos den lo mejor de sí mismos.
Una cooperativa con alma será una empresa productiva y
competitiva que garantizará el trabajo de calidad para sus socios/as.
Será una empresa diferente de cualquier otra. Tendrá en su esencia el motor que
provoca interés, generando energía y voluntad en las personas que participan en
ella.
Necesitamos profundizar en nuestros principios
cooperativos: democracia participativa, intercooperación, educación y
formación, desarrollo sostenible, compromiso con lo local, autonomía
financiera. Sólo desde la asunción sin cortapisas de nuestros principios,
estaremos en condiciones de dotar de esencia y sentido a nuestro proyecto
empresarial cooperativo. Decía el Padre Jose Mª de Arizmendarrieta que el cooperativista
no nace, sino que se hace. Así pues, debemos construir nuestros proyectos
empresariales cooperativos día a día, con el objetivo
de llevar nuestros principios cooperativos a nuestra realidad empresarial. Sólo
así conseguiremos diferenciarnos del resto de las empresas y posibilitar el
tener un proyecto empresarial sostenible en el tiempo.
Pepe Albors p.albors@fevecta.coop
Alma , desalmados
ResponderEliminarsalmonados
EliminarMe parece sensacional recordar la importancia del cerebro y del alma para humanizar el acto de producir. Sería magnifico recordar y renovar nuestros conceptos de respeto, autorespeto, dignidad y justicia.
ResponderEliminarMe gustaría saber sus opiniones sobre sobre los siguientes Links cooperativistas:
https://www.youtube.com/watch?v=SMEBcd1oV1c
http://cooperativasdeproduccion.blogspot.mx/