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martes, 20 de noviembre de 2012

Cooperativas: salgan del armario




Hace unos días, mientras leía una entrevista a la presidenta de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB), no sé cómo, me sorprendí pensando en las coincidencias que el movimiento social al que representa Boti García Rodrigo tiene con el de las cooperativas. Oír hablar de lucha por la igualdad, de reivindicar derechos, de romper armarios… me ha traído a la cabeza muchas ideas recurrentes que tienen que ver con la situación del sector empresarial cooperativo en el marco de una economía de mercado que tolera, pero mira con cierto desdén, a ese pequeño grupúsculo empresarial que se reivindica como otra forma de hacer empresa.

Vamos, que son menos y diferentes, pero no por ello son menos iguales que las demás empresas. Y, ahí está la clave de este razonamiento. Las cooperativas son menos, sin duda. Y diferentes, sí, es cierto, porque les guían unos principios (democracia económica, participación igualitaria, reparto equitativo de los beneficios, libertad de entrada y salida, obligación de destinar una parte de los excedentes a la reinversión y a la formación de las personas trabajadoras, generar puestos de trabajo en las mejores condiciones posibles…) que han motivado que les rija una legislación diferente, derivada de su especial naturaleza y de los compromisos y aportaciones diferentes que realizan a la sociedad.
Y, de ahí, también, la existencia de unos beneficios fiscales y económicos, que se han ido descafeinando con el tiempo y que han dejado de servir a la finalidad incentivadora para la que se concibieron.

Pues bien, dejemos ya de aceptar como normales situaciones que a la postre son discriminadoras. Que se les dé un trato injusto por insuficiente no quiere decir que se deba aceptar. En estos tiempos de crisis económica y de valores, de repensarlo todo porque ningún esquema parece ya responder a aquello para lo que se concibió, reclamen su lugar en el mundo. Pidan ser tratados en igualdad. Lo que en el caso de las cooperativas no es otra cosa que pedir que se actualice de una vez una legislación que les discrimine de manera positiva, como corresponde a una forma de empresa que fomenta la democracia económica y la igualdad entre las personas, y ha destruido menos empleo que nadie en esta crisis.

Por favor, cooperativas: salgan del armario. Reivindíquense ustedes y celebren el orgullo de ser diferentes. ¡Qué menos!

Ana Real                        ana.real@fevecta.coop

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