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domingo, 4 de noviembre de 2012

DEMOCRADURA

La esencia de la democracia está dada por la libertad y la igualdad, por esa razón decimos que las cooperativas son empresas democráticas. Pero, muchas veces este término puede ser malinterpretado en la práctica, especialmente en lo que significa dirigir y gobernar una cooperativa.

Dirigir  cuenta con dos componentes básicos: El proceso de toma de decisiones y la ejecución de las decisiones tomadas. Podríamos decir que:

Dirigir = 50% decidir + 50% ejecutar

Una buena forma de gobernar en las cooperativas es aplicar la DEMOCRADURA, es decir democracia en la toma de decisiones y “dictadura” en la aplicación de las mimas.

Conozco muchas cooperativas que toman muchas decisiones  democráticamente, pero que a la hora de ponerlas en práctica éstas “duermen el sueño de los justos”, es decir, que en la práctica no se llegan a poner en marcha o se hace de forma deficiente o lenta. Cuando ocurre esto, se suele caer en la participacionitis: nos reunimos, nos pasamos el tiempo discutiendo, el nivel e implicación en las mismas es bajo y acabamos adoptando decisiones que luego no llevamos a cabo.

Lo importante en la cooperativa es tomar decisiones que sean eficaces y eficientes tanto en el corto como en el largo plazo. Para ello, es necesario que en la decisión haya intervenido el conjunto de los miembros de la cooperativa y que la decisión sea de CONSENSO, es decir, que cada una de las personas que ha intervenido en la misma, la asuma como propia y la respalde, a pesar de las discusiones habidas en el proceso.

Una premisa fundamental es el respeto mutuo que ha de haber en el  proceso de la toma de decisiones. Yo suelo comentar a las cooperativas que la Asamblea sólo pueden votar tres cosas: o SÍ, o SÍ o SÍ.
 
La democracia es el poder de la mayoría, pero en la cooperativas la democracia efectiva es la de llegar a soluciones únicas de consenso.

Conozco cooperativas que ante decisiones estratégicas para la organización, éstas  se tomaron con un 70% u 80% de votos a favor y entre un 20% o 30% de votos en contra. Y esto, siendo una buena mayoría, supuso el principio del fin de la cooperativa, ya que a partir de ese momento el grupo minoritario que no estuvo de acuerdo con la decisión tomada nunca la apoyó y, en cierta medida, trabajó en contra de la decisión tomada (consciente o inconscientemente). Esto hizo que el nivel de conflicto y de ineficiencia aumentase, llegando a afectar al nivel de productividad y causando con el tiempo la consiguiente desaparición de la cooperativa.


Por eso, debemos esforzarnos en llegar a soluciones en las que todos se sientan comprometidos, y esto siempre es posible. Debemos utilizar la creatividad que tiene un grupo de personas que persigue un objetivo común para encontrar la solución en la que, de alguna manera, todos nos sintamos representados.

Afortunadamente o lamentablemente, cuando formamos una cooperativa no sabemos muchas cosas necesarias para ejercer la democracia de una forma efectiva, pero lo podemos aprender, y en esto FEVECTA lleva más de 20 años formando a las personas de las cooperativas en las habilidades necesarias (sociales, empresariales, de  innovación y creatividad) para que algo tan importante como el ejercicio pleno de la democracia en la cooperativa lo podamos llevar a cabo con la eficacia y eficiencia que hace que las empresa cooperativas sean un paradigma organizativo y de empresa.

Pepe Albors                 p.albors@fevecta.coop

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