En muchas ocasiones he escuchado por parte de empresarios
de empresas de capital y de personas que no creen en el cooperativismo, que las
cooperativas son ineficientes, “que ahí
quieren mandar todos y no hay nadie que mande, y que para tomar una decisión
son lentos, ya que tiene que reunirse en Asamblea y/o Consejo Rector y ponerse
de acuerdo y al final se pierde mucho tiempo”. Dicen que en una empresa de
capital el “jefe” toma decisiones rápidas sin perder el tiempo y que la
solución a un problema rápidamente se pone en marcha.
Me pregunto, ¿es acertada esta crítica?
Es posible que esta critica sea acertada en algunas
cooperativas que tiene inadecuados modelos de funcionamiento, pero la realidad
es que en otras muchas cooperativas que han profundizado en el modelo democrático
de funcionamiento, los niveles de eficiencia en el proceso de tomas de
decisiones y su implementación, las hace ser más eficaces que las empresas de
capital.
Voy a exponer un ejemplo real de dos empresas que
participaban en un proyecto de implantación de un sistema de calidad, una de
las cuales es cooperativa y otra es una empresa de capital. En las reuniones
que se realizaban con los técnicos del Instituto Tecnológico, que eran los
responsables de asesoramiento en la implantación del sistema de calidad, a la que asistían el dueño de la empresa de
capital y el gerente de la cooperativa, cada vez que por parte de los técnicos
marcaban las tareas que había que acometer, el dueño de la empresa de capital
decía “no hay ningún problema, mañana
mismo ordeno las cosas que hay que hacer y nos ponemos hacerlas”. Por el
contrario, el gerente de la cooperativa decía: “mañana lo hablaré con mis
socios y nos pondremos en la tarea de ponerlas en marcha”.
Yo veía que los técnicos del Instituto pensaban: aquí hay dos empresas una
que tiene las cosas claras y otra que todo lo tiene que hablar y consultar con
sus socios. Seguro que a la hora de conseguir la certificación, la empresa de
capital lo hará mucho antes que la empresa cooperativa. Pues bien, la realidad
ha sido justo la contraria, la empresa cooperativa consiguió la certificación
en un plazo razonable y la empresa de capital finalmente desistió.
¿Cual fue la clave, a mi modo de ver, del éxito en la
implantación del sistema de calidad en la cooperativa? En la cooperativa hubo
que tomar la decisión consensuada de
implantar un sistema de calidad y hubo que argumentar y convencer a todas las
personas socias de la importancia de poner en marcha este sistema. Esto llevó
cierto tiempo conseguirlo, pero a partir de ahí todo el personal de la cooperativa
estaba “implicado”, formaba parte de
la solución y no del problema. Por el contrario, hablando posteriormente con el
dueño de la empresa de capital, nos decía que la decisión estaba tomada, pero
que los/as trabajadores/as y algunos mandos intermedios eran reacios a cambiar
el sistema de siempre y que, por qué tenían que cambiar, que si se lo mandaban
y no había más remedio que lo harían, que ellos eran trabajadores y hacían lo
que les mandaban. La realidad era que no estaban implicados, no eran parte de
la solución, empezaron a formar parte del problema. Finalmente, no consiguieron
certificarse en un sistema de aseguramiento de la calidad y encima les costó
bastante tiempo y dinero.
Este es un caso concreto que nos puede servir para desmontar
las acusaciones que se hacen al modelo cooperativo, de ineficiente y lento en
el proceso de toma de decisiones.
Podríamos decir consiguientemente que las dictaduras son más
eficaces que las democracias porque son capaces de tomar decisiones con mayor
celeridad, ya que no hay que reunir parlamentos para que tomen decisiones. Creo
que casi nadie suscribiría esto y, sin embargo, acusan a las empresas cooperativas,
cuya base y filosofía es la democracia participativa en igualdad, de ser
empresas ineficientes. Realmente lo importante es la eficacia, el conseguir que
los objetivos se alcancen, y creo que
sin lugar a dudas muchas cooperativas han sido capaces de ser más eficaces en
algo fundamental, en conseguir condiciones dignas de trabajo con altos niveles
de productividad empresarial que garantiza la viabilidad del proyecto
empresarial en el largo plazo con niveles de satisfacción altos de las personas
que lo llevan a cabo y todos esto con valores propios del cooperativismo: la democracia participativa en igualdad y
la cooperación y la solidaridad entre sus miembros
Pepe Albors p.albors@fevecta.coop
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